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10 julio 2013

Romance del desapego

El barquito que yo tengo
ya no quiere regresar
ni a bahía reputada
ni a su caleta de sal.

El barquito que yo tengo
dolorido viene y va
al compás de las tormentas,
al amparo de la mar.

Ya no quiere calafates,
ni estibas, ni batallar;
ya no quiere parabienes,
ya no quiere ni agradar.

Ya no quiere derroteros,
ya no quiere ni arribar.
Ya no quiere más riberas
ni vestigios de su hogar.

Sino bogar despacito,
abandonarse a la mar;
cicatrizar tanto agravio,
desvanecerse en Allah.

El barquito que yo tengo,
dolido, me quiso hablar:
«Por más que ofrezco mis velas,
zarpazos vuelan a dar.

Los lanzan envidia y celos,
azotes de la humanidad,
carcomiendo tu entereza,

zahiriendo a la verdad».

José Urbano © 2013

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